Mostrando entradas con la etiqueta Club de lectura feminista. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Club de lectura feminista. Mostrar todas las entradas

lunes, 8 de mayo de 2017

LA MUJER EN EL SUR. RESEÑA Noelia Álvarez

        La mujer en el Sur es un libro de relatos dentro de un proyecto de la Asamblea de Cooperación de la Paz (ACPP) que además incluye un vídeo y una exposición fotográfica. 

Los relatos, acompañados también de una ilustraciones maravillosas, fueron escritos por mujeres de 13 países diferentes (Palestina, Israel, Túnez, Marruecos, Mauritania, España, Guinea Bissau, Senegal, Haití, República Dominicana, Honduras y El Salvador) y a través de su mirada pretenden mostrar la situación de las mujeres en diversos países considerados del sur. Se trata de una muestra diversa que nos acerca a las diferencias y semejanzas en los problemas, dificultades, discriminaciones y abusos que sufren las mujeres en distintas partes del mundo.

Las mujeres, por el mero hecho de serlo, viven en condiciones de desigualdad respecto a los hombres, privilegiados. Las primeras luchan por romper las relaciones de poder que las someten. Pero además, entran en juego otros elementos que no se pueden ignorar que van desde la posición social, el aspecto físico, la religión, hasta las guerras o la raza.
Durante la lectura de estos relatos podemos ser conscientes de diferentes problemáticas. En los relatos de las autoras de Palestina e Israel, por ejemplo, se habla de las guerras. Las mujeres tienen que hacer frente no sólo al miedo al otro y al diferente, aunque se aprecia la solidaridad entre mujeres (que también surge entre las mujeres saharauis que organizan sus campamentos y buscan su derecho a que se reconozca su identidad), sino además luchar porque evitar que su cuerpo se convierta en un campo de batalla, algo que sucede en todas las guerras.
Otros relatos, como el de Marruecos nos acerca al cruce de culturas y a la mutilación genital femenina que padecen cerca de tres millones de mujeres en el mundo y que muchas mujeres como Fátima Djarra, de Guinea Bissau (uno de los países que más la sufren), intentan erradicar a través del activismo, concretamente dentro de la Asociación Flor de África en Navarra.

La mujer como responsable de las tareas domésticas y su papel de cuidadora es otra de las cuestiones claves que sale a relucir en los relatos de Túnez o Guinea Bissau o las continúas violencias sexuales y de género que sufren las mujeres en Mauritania u Honduras así como la visión de la mujer destinada a complacer al hombre en el matrimonio en lugares como Haití  o Senegal, algo íntimamente relacionado con los matrimonios forzosos, incluso con niñas, que se conciertan en muchos países del mundo.

Estos temas, junto a otros no menos importantes, como el acaparamiento de tierras en Nicaragua, la poligamia en Senegal, la falta de educación en República Dominicana (y el interés de muchas mujeres por acceder a ellas) nos dan, como decíamos, una visión general de cómo es la situación de la mujer en determinados países, sin una mirada externa. 

Estas y otras mujeres, lejos de victimizarse luchan cada día por crear un mundo mejor y más igualitario para ellas y sus compañeras. Se organizan y surgen proyectos de empoderamiento relacionados con la participación en la economía, en la política, en la educación y en el activismo por los derechos de las mujeres. 

Conocida es la lucha que llevó a cabo Malala Yousafzai, una niña pakistaní para que las niñas tuvieran derecho a la educación. En el libro autobiográfico Yo soy Malala podemos de conocer de primera mano sus reivindicaciones y los ataques que sufrió por ello. Otro proyecto interesante que se han llevado en distintas zonas de África como Guinea Bissau o Kivu Sur, una región del Congo es el de empoderar haciendo radio. En la entrevista que Elisa García Mingo realiza a la activista congoleña Caddy Adzuba en el libro Micrófonos de paz podemos hacernos una idea del funcionamiento y de la utilidad de este tipo de proyectos. Y también es interesante que haya novelas publicadas como La bastarda de Trifonia Melibea Obono, de Guinea Ecuatorial, donde se abordan temas como el peso del patriarcado y de las tradiciones y los valores y cómo estos limitan la libertad y emancipación de las mujeres; además se muestra también lo mal visto de la homosexualidad (la de las hombres porque la de las mujeres ni siquiera es algo que se contemple como posible, lo que resulta más duro aún).

En definitiva, este conjunto de relatos nos permiten ampliar nuestra mirada a la vida, dificultades y también a la diversidad y a los  proyectos de otras mujeres en el mundo. La lucha por la igualdad continúa.

lunes, 3 de abril de 2017

CRÓNICA DE LA MANIFESTACIÓN POÉTICA. 21 DE MARZO. DÍA MUNDIA DE LA POESÍA


Parece que a la primavera le cuesta a arrancar su andadura pero no a unas cuantas componentes del Club de Lectura Feminista de Guadalajara que organizamos una manifestación poética inspiradas en el poeta anarquista Jesús Lizano con el objetivo visibilizar el trabajo y las reivindicaciones  y reflexiones de diversas poetisas. 



El mundo de la literatura continúa  siendo un ámbito ocupado por hombres. Posiblemente si preguntamos por una mujer poeta, pocas personas sabrían darnos un nombre o quizás entre un hombre y una mujer, preferirían el del primero porque es... hombre. Así que, con pancartas en alto  recorremos el centro de Guadalajara para dar voz a diversas poetisas, que en mayor o menor medida fuera acalladas, y porque no estamos de acuerdo en las palabras que hace tiempo pronunció Chus Visor, editor de la editorial de poesía Visor, sobre que no hay poetisas con la misma calidad que los hombres. Queríamos devolver el espacio público a mujeres que lo merecen. Las mujeres también son poetas y... buenas. Clara Janés, poetisa y traductora catalana se encargó en su obra “Guardar la casa y cerrar la boca” de realizar un compendio a lo largo de la historia de mujeres poetisas y escritoras de diferentes épocas y clases sociales que demuestra la existencia de grandes mujeres escritoras a lo largo de los siglos.




Arrancando la manifestación poética







La manifestación comenzó con muchas ganas e ilusión a las 18.30 horas en la Ermita de San Roque con una breve introducción en forma de verso a la posterior lectura de varios poemas. El recorrido constó de cinco paradas, como el Paseo de San Roque, la Concordia o la Plaza de San Ginés, durante el cual invitábamos a jóvenes, amigas, familias, parejas o cualquier persona interesada a unirse y escuchar el recital o tomar parte en él. En varios puntos  se unieron diferentes personas a escuchar el recital e incluso algunas se animaron también a declamar poemas propios o de otras poetisas.

Recitamos poemas de poetisas de la Generación del 27 que se vieron enterradas por la fama de los hombres de esta generación. Destacan nombres como Carmen Conde, primera mujer en ocupar un sillón en la Real Academia de la Lengua, la anarquista Lucía Sánchez Saornil con poemas como “Cuatro Vientos” o “Elegía interior” o Carmen Burgos, conocida como Colombine, también periodista y activista por los derechos de la mujer o Ernestina de Champurcín, mujer muy culta que junto a Concha Méndez y María de Maeztu fundó el Club Lyceum Femenino.

No faltó la poesía latinoamericana con Alfosina Storni con poemas como “Hombre pequeñito” o “Tú me quieres blanca”, las nicaragüenses Gioconda Belli y Daisy Zamora o la mexicana Rosario Castellanos que tienen a la mujer como tema central en muchos de sus poemas.
Además, tuvimos la suerte de contar entre el grupo con la poetisa saharaui Zahra  Hasnaui que  recitó algunos de sus poemas como “Tuve sed” o “Mujer”. Temas como la sorodidad o la falta de voz que sufren las mujeres son algunas temáticas tratadas por otras escritoras del  continente africano como Ndeye Coumba o Elisa Kidane; las libanesas May Ziadeh o Joumana Hadad y por la india Rupi Kaur, ésta última muy reconocida por su poemario “Miel y leche” y su serie fotográfica sobre la menstruación,que también formaron parte de nuestro repertorio.

Por supuesto, con motivo del centenario del nacimiento de Gloria Fuertes, la escasamente reconocida poetisa española, también tuvo su hueco en la manifestación poética así como las poetas más jóvenes e irreverentes de ahora y muy conocidas en redes sociales como Elvira Sastre, Noelia Morgana, Almudena Vega o Nanna Juul Lang.




Parte del grupo que participó en la manifestación poética

Casi dos horas más tarde, en el Paseo de Fernández Iparraguirre ya de noche, donde todavía se unieron algunas compañeras más, finalizamos con una buena sensación por haber tenido la oportunidad de dar la palabra a poetisas diversas y distintas pero que tenían en común su lucha por conseguir un mundo más justo para las mujeres.








No hay duda. Las poetisas andan por las calles de Guadalajara.

martes, 14 de marzo de 2017

La señora Dalloway. Virgina Woolf. Reseña Por Noelia Álvarez



En una sociedad victoriana hermética y de ideas conservadoras, la escritora VirginiaWoolf (1882-1941) consiguió sobresalir con su talento y, además, ser reconocida como una gran intelectual en su propia época. Escribió novelas, ensayos, cuentos y fue una gran oradora.

Bien es cierto que era una época en la que hacía falta pertenecer a una clase acomodada para acceder a la cultura, aunque era más difícil para las mujeres (en una ocasión le negaron la entrada a la biblioteca porque las mujeres solo podían entrar acompañadas o con una carta de presentación). Woolf no fue al colegio pero sí que recibió formación en casa y tuvo acceso a libros que le facilitó adquirir conocimientos. Sin embargo, vivió también momentos duros. Su madre murió cuando ella tenía trece años y dos años más tarde, lo hizo una de sus hermanas. También sufrió abusos sexuales de uno de sus hermanastros, hechos que pudieron marcarla profundamente e influir en las continuas depresiones que padeció desde joven.

Estamos ante una mujer adelantada a su tiempo que perteneció a un club selecto de intelectuales, el CírculoBloomsbury, creó junto a su marido su propia imprenta y mantuvo un matrimonio abierto al tener relaciones con mujeres; la más conocida fue su amante Vitta Sacke-Ville, en quien se basó para escribir su famosa novela Orlando.

Fue una escritora innovadora que intentó romper los férreos moldes de la época no sólo mediante sus historias sino también con un lenguaje innovador que escapaba al férreo control de las normas sociales. Es considerada una de las pioneras en la utilización del flujo interior de los personajes con gran brillantez como herramienta de narración, técnica que se aprecia especialmente en su novela Las Olas pero también en La señora Dalloway. También introdujo temas novedosos y provocadores en su tiempo como la homosexualidad, la sexualidad en Orlando, la transexualidad en Flush, la masculinidad y la guerra en Tres Guineas o la independencia de las mujeres en Un cuarto propio.





La señora Dalloway, publicada en 1925, tres años antes de que el sufragismo alcanzara su éxito en Gran Bretaña y que se menciona sutilmente en la novela, es su cuarta obra. La protagonista es Clarissa Dalloway, una mujer de la alta sociedad que está preparando una fiesta. La novela transcurre en único día y a lo largo de él nos encontramos con las reflexiones de Clarissa sobre su vida y sobre una relación amorosa anterior y con numerosos personajes, algunos que se conocen entre ellos, otros, que se cruzan casualmente en el camino a través de elementos ambientales y espaciales, como las campanadas del Big Ben o un parque londinense y que configuran la idiosincrasia y funcionamiento de la sociedad londinense del período de entre-guerras. Una sociedad dura y elitista que solo mira con buenos ojos a una clase social adinerada, que obedece a unas normas sociales muy rígidas y donde se percibe claramente la lucha y la diferencia de clases.





Encontramos mujeres que sufren, que se sienten encorsetadas en el debe-ser que la sociedad les impone, como la propia señora Dalloway, y del que les gustaría escapar. Existe un único modelo de mujer, estereotipo del que no está permitido salir y se espera la dependencia, la debilidad y la complacencia a los hombres. Además, se trata de una sociedad que ve con malos ojos la sexualidad fuera de la norma que son las relaciones hombres-mujeres. Las mujeres sienten atracción por otras mujeres pero se inhiben ante algo que está prohibido y que la sociedad condena.

Es interesante el tratamiento de las enfermedades mentales en la novela. La propia Woolf sufrió trastornos bipolares que la llevaron finalmente al suicidio. A través de Septimus Warren Smith, uno de los personajes de la novela, y el alter ego de Virginia Woolf, asistimos a una queja abierta del tratamiento que reciben las personas enfermas por parte de los médicos. La negación del derecho a tomar decisiones sobre sí mismos y su falta de autonomía, situación que la escritora pudo vivir en carne propia y que otras escritoras como Charlotte Perkins-Gilman en El papel pintado de amarillo y Janet Frame en la autobiografía Un ángel en mi mesa también trataron.

Nos hallamos, por tanto, ante el retrato de una sociedad violenta contra las mujeres y contra las clases sociales que no se consideran de la alta sociedad. Una violencia que se ejerce a través de las leyes. Una sociedad que considera a los otros un peligro. Virginia Woolf es capaz de mostrarnos a través de pensamientos, miedos, emociones y reflexiones entrelazadas una sociedad que califica de enfermas a quienes no cumplen los mandatos sociales cuando es la sociedad la que está realmente enferma.


La señora Dalloway, aunque sea una novela densa y compleja, quizás difícil en algunos momentos, es de imprescindible lectura ya que de ella se extraen temas de debate entorno a cuestiones feministas que hoy día continúan de actualidad. Por su parte, Virginia Woolf continúa siendo un referente del feminismo y su gran logro fue ser considerada , lo que es, un genio y no una musa.

miércoles, 8 de febrero de 2017

Mujeres que leen, mujeres que escriben contra la opresión.



El ámbito literario es un campo de batalla, otro más, en el que las mujeres luchamos contra la opresión que el patriarcado ejerce sobre nosotras.  La lectura, en mayor o menor medida, otorga conocimientos, independencia, libertad, capacidad de decisión. Los hombres han intentado evitar, hasta hace relativamente poco, que las mujeres  leyéramos o escribiéramos. Lo consideraban innecesario, pensaban que éramos incapaces o que tal actividad nos volvería locas. Simplemente tenían miedo de perder sus privilegios en la sociedad. La lectura era peligrosa para las mujeres, decían. Una excusa para continuar sometiéndonos y mantener una relación de poder sobre nosotras. Al mismo tiempo, ejercieron violencia (y se continúa) al crear referentes estereotipados, sumisos, dependientes y no libres.

Sin embargo, las mujeres siempre hemos buscado el modo de escapar al control que el patriarcado nos ha impuesto, de rebelarnos contra el poder establecido y contra el papel que nos han asignado en la sociedad en contra de nuestra voluntad.








  En la China antigua, en Hunan, las mujeres crearon un lenguaje secreto, el nushu, para poder hablar entre ellas ya que el lenguaje escrito por hombres lo tenían vedado. Era su forma de comunicarse y darse consejos sin que los hombres se enteraran.

Poco interés ha habido en dar a conocer a Murasaki Shikibu, escritora japonesa del siglo XI que escribió Genji Monagatari, considerada la primera novela, tal como hoy la concebimos, de la historia.

En la Edad Media se leían libros religiosos y sagrados y aunque bien es cierto que la cultura estaba en manos de la Iglesia y de las clases nobles o la corte,  también destacaron mujeres en los scriptoriums. Conocida es Hildegard de Bingen, autora de libros visionarios, tratados científicos, médica y compositora o Eloísa de Paracleto, mujer excepcionalmente culta y erudita.

En el siglo XV había un Tratado que afirmaba que las mujeres solo podían leer lo escrito por sus maridos cuando estuvieran solas y para cualquier otra lectura debían estar acompañadas. Aún así hubo mujeres como Cristina de Pizan que escribió una obra de referencia, la primera obra feminista moderna: La ciudad de las mujeres, un tratado donde ya habla de temas como la violación, la igualdad entre mujeres y hombres y el acceso al conocimiento por parte de las mujeres.

  Humanistas y filósofos como el español Juan Luis Vives, en el siglo XVI, aconsejaba a los maridos que impidieran que las mujeres e hijas leyeran, ya que según él carecían de juicio. Siguieron su estela el celebérrimo Jean Jacques Rousseau, que no dejó de ser un misógino. En el último capítulo de su obra El Emilio, dedicado a Sofía, la mujer ideal, se muestra a favor de que la mujer viva en la esfera privada y se dedique durante su vida a agradar y satisfacer a los hombres. En cambio, quedaron en más en la sombra pensadores como François Paulin de la Barre o el Marqués de Condorcet que defendían la igualdad de las mujeres en la sociedad. Son los tiempos de las cazas de brujas pero también el de la aparición de algunos clubs de lecturas, surgido a raíz de mujeres que se juntaban para hablar mientras hilaban y bordaban.



La figura de lectora ya había empezado a tomar cierta entidad y en el siglo XVII las mujeres empiezan a acceder a la lectura, aunque siempre con  limitaciones, y todavía con muchas lecturas religiosas. En el siglo XVIII son imprescindibles las obras de Olympe de Gauges que escribió Los Derechos de la Mujer y de la Ciudadana en 1791 como réplica a los Derechos del Hombre y el Ciudadano de 1789, que a pesar de lo que muchos quisieron afirmar no incluía los derechos de las mujeres. También fue importante la contribución de Mary Wollstonecraft con la Vindicación de los derechos de la mujer en 1792, en parte una respuesta en clave feminista al Emilio de Rousseau del que se sintió profundamente decepcionada al leer el capítulo dedicado a Sofía.  La pensadora afirmaba que la mujer no era  inferior al hombre sino que no se le había dado la misma educación.

Un siglo después, se empezaba a estudiar la mujer como cuestión social. También aparecen filósofos, como John Stuart Mill,  el cual reivindica la igualdad de las mujeres en El sometimiento de las mujeres. En sus pensamientos influyeron las ideas feministas que le transmitía Harriet Taylor. Las mujeres viven una época en que no encuentran su lugar en el mundo, sometidas por el patriarcado y empiezan a aparecer enfermedades como la anorexia y a diagnosticar a muchas mujeres como histéricas cuando realmente el patriarcado era el origen de sus problemas. Un ejemplo lo encontramos en Alice James, cuyo diario dejó con la boca abierta a sus hermanos Henry y William o en Charlotte Perkins Gilman a la que los médicos le prohibieron leer y escribir porque la vida intelectual le perjudicaba, algo que se negó a aceptar. El papel amarillo es un relato imprescindible suyo que refleja la situación de muchas mujeres.




  Ya en el siglo XX, se produce, como dice Ángeles Cabré, una democratización de la lectura y aparecen grandes lectoras y escritoras como Virginia Woolf que reivindica una habitación propia para las mujeres. Recordemos que hasta ahora la vida se hacía enlugar común y, por ejemplo, no fue fácil para Jane Austen  escribir sus novelas en un salón lleno de ruido, entre el trasiego familiar y las visitas de conocidos a la casa. Otros nombre importantes son el de la escritora neozelandesa Katherine Mansfield, la estadounidense Anais Nïn, la chilena Gabriela Mistral o  la argentina Alfonsina Storni. En España se creó el Lyceum Club en 1926 y funcionó hasta 1939, una asociación para mujeres, la élite cultural, que disponía de tiempo y medios debido a su ambiente familiar y su nivel de educación para estas actividades. Estuvo compuesto por mujeres tan importantes para nuestra historia y olvidadas como María de MaeztuMaría LejárragaZenobia CamprubíVictoria KentConcha Méndez o María Teresa de León.





En la actualidad hay más mujeres lectoras que hombres pero se sigue leyendo, en gran medida, con una mirada masculina. Se visibilizan pocos nombres de escritoras y los hombres, la sociedad, infravalora lo escrito por las mujeres, etiquetándolo de manera despectiva como femenino únicamente porque no se ajusta al patrón masculino. El mejor libro escrito por una mujer siempre va a ser peor valorado que el peor escrito por un hombre. Existen gran cantidad de autoras, con estilos muy diferentes que nos permite hacernos una idea de la diversidad, siempre buena, con la que contamos. Estos son algunos (que no todos): Margaret AtwoodChimamanda Ngozi AdichieMarcela SerranoVirginie DespentesGioconda BelliPaloma BravoAlice MunroBelén GopequiCaitlin MoranToni MorrisonElfriede JelinekIztiar Ziga  y un largo etc.






 


Es necesario seguir leyendo, con mirada feminista, ser reflexiva y crítica, cuestionar  a través de la lectura los valores patriarcales y sexistas que nos imponen. Por este motivo surge, con el auge de los clubs de lectura, y como en otras tantas ciudades,  el primer Club de lectura feminista de Guadalajara, dentro de la Asociación de La Maraña, un club participativo y abierto. Hace falta continuar la lucha y la reivindicación, también a través de la cultura, y más concretamente de la literatura, relegada en muchas ocasiones al último lugar, porque debemos comprometernos,  no aceptar sin más el poder y los cánones establecidos y dar espacio a otros valores alternativos más igualitarios y justos para mujeres y hombres.










Busquemos, como dice la poetisa mexicana Rosario Castellanos en su poema Meditación en el umbralun mundo menos sórdido para las mujeres.



Leamos. Cuestionemos. Sigamos cambiando el mundo






martes, 17 de enero de 2017

Club de lectura feminista


Desde hace mucho tiempo, dentro de nuestra entidad, hemos querido poner en marcha actividades y acciones específicas para visibilizar y denunciar la desigualdad de género que vivimos actualmente en nuestra sociedad. Si bien es cierto que en todas nuestras actividades siempre transversalizamos y tenemos una visión plural e integradora, atendiendo siempre, entre otras cosas, a la perspectiva de género, no habíamos podido desarrollar una actividad específica sobre el tema, hasta ahora.


Nos parece imprescindible visibilizar la figura de la mujer dentro de los distintos ámbitos profesionales y en particular, queremos hacerlo en el ámbito artístico. Con la puesta en marcha del Club de Lectura Feminista, La Maraña pretende hacer de altavoz a todas aquellas mujeres que han luchado por ocupar espacios públicos a través de su literatura. Conocer la obra y vida de autoras, escritoras, filósofas que han querido contar su punto de vista desde su posición de mujeres en distintas épocas y lugares del mundo, con características y circunstancias distintas, pero bajo el denominador común de tener el estigma de ser mujer.

Además, queremos que el Club de Lectura Feminista sea un espacio vivo e inclusivo. Que todas las personas que se animen a participar lo hagan de veras. Es decir, nos gustaría dar forma a este espacio teniendo en cuenta las opiniones y aportaciones de la gente que quiera participar en el mismo. Eligiendo los títulos, marcando los ritmos de lectura, eligiendo los horarios más convenientes para las y los participantes, atendiendo a la disponibilidad del espacio.


Por ello, os invitamos a participar en la quedada informativa que tendrá lugar 


el miércoles 25 a las 19:00h. en la Residencia de Estudiantes de la Diputación.(Paseo Dr. Fernández Iparraguirre, 24, Guadalajara)